Un día Millie fue al bosque a buscar manzanas para pintarlas. Un señor mayor le había recomendado el lunes anterior, en el pueblo, que para encontrar unas buenas manzanas se adentrara hasta llegar al corazón del bosque. Una vez allí, encontró una casa hermosa. El piso de arriba era azul, mientras que el piso de abajo era verde. También se veían las tejas rojas. Las ventanas estaban acomodadas de la siguiente manera: tres arriba y dos abajo, con una puerta de madera de roble y picaporte de plata.
Había un jardín enrejado delante y a los costados de la casa. Tenía ligustrina pegada a la reja. Cuatro jacarandáes recién florecidos, dos de un lado y dos del otro, y a la derecha e izquierda de la puerta había un arbusto con rosas blancas y rojas.
Millie miró por la ranura del picaporte, aunque sabía que no era correcto. No vio nada. Por curiosidad tocó el timbre, nadie abrió. Se sentó en el escalón de afuera y esperó, esperó, pero no apareció ninguna persona.
Decidió que pasaría al día siguiente...
Continuará
2 comentarios:
Uy, esta historia me crea mucha intriga. Vivirá alguién en esa casa?.
FELICITACIONES a esta pequeña escritora y a las bibliotecarias por incentivarla en su creación literaria.
Guillo (desde Colombia):
¡Vamos Nubia! Estás por buen camino. Me gusta tu historia, tu esfuerzo y tus resultados...
Desde aquí, recibe un estímulo grande.
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